jueves, 10 de febrero de 2011

Quinta entrada. "No conoces a Jack"

Hoy tengo intención de abordar un tema de lo más controvertido, y que puede herir la sensibilidad de algunos y algunas de vosotros y vosotras, sobre todo de aquellos y aquellas con una profunda fe religiosa, sea esta la que sea. De ser vuestro caso puede que no queráis seguir leyendo esta entrada.

Esta noche antes de dormir me he encontrado viendo una película terriblemente buena y que no esperaba fuese para tanto, pese a su reparto el  cual cuenta entre otros con Al Pacino, John Goodman y Susan Sarandon entre otros. Esta película trata el caso real del Dr. Jack Kevorkian, partidario y practicante del suicidio asistido, y todos los problemas a los que tuvo que hacer frente debido a la fuerte oposición con la que se encontró por parte de los sectores más religiosos y conservadores de E.E.U.U.

Antes de continuar me veo en la obligación de dejar patente mi posición tanto ante el suicidio asistido, como ante la eutanasia. No solo soy partidario de ambas, sino que desde aquí quiero dejar patente que estoy totalmente dispuesto a recurrir a ellas si en algún momento de mi vida, y bajo las circunstancias que estimo oportunas y más adelante detallaré, creo oportuno el hecho de tener que recurrir a alguna de estas técnicas.

Ahora es el momento de empezar a dar explicaciones, y a decir verdad no sé por dónde empezar, si bien por explicar las condiciones que considero oportunas para que una petición de esta índole sea tomada a cuenta, o bien por explicar en qué consiste cada una de estas técnicas.

Empezaré siguiendo los pasos lógicos de la evolución de un caso de esta índole, empezaré por las condiciones que a mi juicio debe reunir un paciente para solicitar estas medidas. En primer lugar y como medida fundamental ha de estar en pleno uso de sus facultades mentales, lo que deberá ser siempre evaluado por al menos un especialista, y más aún si se diese el caso de tomar esta decisión ante la repentina noticia de una enfermedad terminal. Por supuesto puede darse el caso en que el propio paciente se encuentre en coma, o con sus facultades comunicativas disminuidas o anuladas, por lo que le resulte imposible comunicarse pese a ser posiblemente partidario de esta toma de decisión. En previsión a un caso así, desde aquí aconsejo hacer una declaración jurada ante notario a lo largo de la vida, en la que el deseo a la eutanasia, o el suicidio asistido quede patente en caso de enfermedad terminal, o de coma irreversible. Yo haré la mía cuando pueda costeármelo.

La segunda condición que debe cumplirse es que la enfermedad o las lesiones que se sufren sean de carácter terminal o condicionantes para un estilo de vida digno, que le permita llevar a cabo una vida tan autónoma como el paciente decida que debe ser la suya. Recordemos llegados a este punto, que estamos hablando del derecho de un ser humano a la vida digna. Y seamos objetivos y comprendamos por vida digna, una vida en la que un ser humano puede ser autónomo para actuar y pensar y por ello encauzar su vida, solo limitado por su formación, su capacidad económica y por supuesto su personalidad.

La tercera y creo que última condición para tener en cuenta esta petición, es que en caso de deberse a lesiones graves irreversibles, es que no se trate de lesiones auto-infligidas. Doy especial importancia a este punto ya que de ser auto-infligidas podrían ser síntoma de una depresión latente y no diagnosticada previamente, lo que directamente contravendría la primera condición.

Tratadas las condiciones pasemos a la explicación breve de las dos técnicas.

La primera es la eutanasia, la más controvertida de todas debido a que esta requiere la intervención directa de una segunda persona que provoque la muerte del paciente, por medio de cierto tipo de medicamentos o drogas capaces de causar una muerte tranquila, pero sobre todo indolora. Se ha hablado muchas veces del hecho de que tenga que llevarlo a cabo un médico, y a esto se ha respondido siempre con que viola el juramento hipocrático el cual reza lo siguiente:

" Juro por Apolo el Médico y Esculapio y por Hygeia y Panacea y por todos los dioses y diosas, poniéndolos de jueces, que éste mi juramento será cumplido hasta donde tenga poder y discernimiento. A aquel quien me enseñó este arte, le estimaré lo mismo que a mis padres; él participará de mi mantenimiento y si lo desea participará de mis bienes. Consideraré su descendencia como mis hermanos, enseñándoles este arte sin cobrarles nada, si ellos desean aprenderlo.

Instruiré por precepto, por discurso y en todas las otras formas, a mis hijos, a los hijos del que me enseñó a mí y a los discípulos unidos por juramento y estipulación, de acuerdo con la ley médica, y no a otras personas.

Llevaré adelante ese régimen, el cual de acuerdo con mi poder y discernimiento será en beneficio de los enfermos y les apartará del perjuicio y el terror. A nadie daré una droga mortal aun cuando me sea solicitada, ni daré consejo con este fin. De la misma manera, no daré a ninguna mujer pesarios abortivos. Pasaré mi vida y ejerceré mi arte en la inocencia y en la pureza.

No cortaré a nadie ni siquiera a los calculosos, dejando el camino a los que trabajan en esa práctica. A cualesquier casa que entre, iré por el beneficio de los enfermos, absteniéndome de todo error voluntario y corrupción, y de lascivia con las mujeres u hombres libres o esclavos.

Guardaré silencio sobre todo aquello que en mi profesión, o fuera de ella, oiga o vea en la vida de los hombres que no deban ser públicos, manteniendo estas cosas de manera que no se pueda hablar de ellas.

Ahora, si cumplo este juramento y no lo quebranto, que los frutos de la vida y el arte sean míos, que sea siempre honrado por todos los hombres y que lo contrario me ocurra si lo quebranto y soy perjuro.
"

Desde luego no se puede negar que este juramento está lleno de valores éticos y morales terriblemente nobles, pero por desgracia se encuentra incompleto. Pues a caso es vida la de ese anciano que vive postrado en una cama en casa de sus hijos y que solo sale a dar una vuelta a la calle cuando alguno de sus parientes se lo lleva, no para mí. Bajo mi punto de vista cuando una persona lleva una vida así lleva la vida que llevan sus familiares, pues vive de acuerdo a sus horarios y a sus posibilidades. Y no importa cuantas veces llore un anciano pidiendo que le dejen acabar sus días de una vez porque considera que eso no es vida, siempre se le tomará por senil o por amargado por el paso del tiempo, cuando seguramente sea la persona más sensata en esa vivienda.

El mayor problema de la eutanasia es que en principio sería considerado por la ley como un homicidio.

El método del suicidio asistido elimina esa variante. El suicidio asistido consiste en que una persona ponga al alcance los medios necesarios para llevar a cabo el suicidio, facilitando tanto como sea posible al paciente la consecución de este. 

Todos recordamos el caso de Ramón Sampedro aquel hombre que tras un accidente aparatoso quedo postrado en su cama de por vida y vivió así durante casi treinta años que invirtió en batallas judiciales que le diesen derecho a escoger el momento de su fallecimiento de forma voluntaria por el hastío que le suponía estar postrado en una cama totalmente consciente para el resto de su vida, hecho que llevo a cabo sin la venia de la justicia y con la inestimable ayuda de su buena amiga Ramona Maneiro, la cual le consiguió el cianuro de potasio que deposito en un vaso con una pajita al alcance de Ramón Sampedro y este bebió.Ramona Maneiro fue llevada a los tribunales por estos hechos y absuelta al resolverse que ella no era más responsable del fallecimiento de Ramón Sampedro que una madre que deja una botella de lejía al alcance de un hijo pequeño a sabiendas que este podría llevársela a la boca por estar en esa etapa de su vida, además de que antes de fallecer Ramón Sampedro previendo esta posibilidad dejo un mensaje en vídeo en el que la exculpaba de todo y en el que explicaba de forma clara todos sus motivos.

Para concluir solo dejaré una pequeña reflexión en el aire. Si cuando nuestra mascota pasa por esto somos capaces de tomar la resolución del sacrificio para evitarle el dolor pese al amor que podamos profesarle ¿Por qué motivo somos incapaces de hacerlo por nosotros mismos? ¿A caso no estamos siendo más humanos con nuestra mascota que con nosotros mismos?



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