martes, 8 de febrero de 2011

Cuarta entrada. "Aequilibrĭum"

"Aequilibrĭum" traducido por la R.A.E por equilibrio y cuya cuarta acepción, ("4. m. Contrapeso, contrarresto, armonía entre cosas diversas.") tomaré como referencia para la entrada de hoy, ese es el secreto.

Es el secreto para la felicidad definida por la R.A.E como: "2. f. Satisfacción, gusto, contento". Sé que suena a tema místico o similar, pero creo que todos hemos pasado o pasamos mucho tiempo persiguiendo la consecución de ésta. ¿Y qué conseguimos a cambio? Decepciones puesto que la mayoría de las veces la felicidad se esfuma de nuestras vidas tal y como viene.

Veinticinco años me ha costado alcanzar a comprender que la verdadera felicidad no consiste en sonreír constantemente, ni en una consecución de momentos felices, ni que mucho menos como muchos dicen es "algo" que no existe. Existe y yo la he alcanzado. Sí, la he alcanzado y no me avergüenza decirlo, se que puede sonar de lo más pretencioso pero en cuanto me explique creo que será más fácil de comprender.

Lo que yo he aprendido que es la felicidad, no es sino el equilibrio entre las emociones, no es vivir en la euforia, es vivir en el no sufrimiento. Esto se explica de la siguiente forma: cada vez que una persona entra en un estado de euforia o de disfrute por el motivo que sea, comprarse un coche nuevo, vivir con el amor de su vida, el nacimiento de un hijo, en resumen alcanzar una meta. Sucede algo, sucede que una vez alcanzada dicha meta al poco tiempo dejamos de darle la misma importancia y poco a poco se crea un sentimiento de vacío, que puede llegar en ocasiones a convertirse incluso en apatía o alcanzar el grado de decepción, y cuando eso sucede nos entristecemos.

¿Cómo pongo solución a esto? Sencillo aceptando que la consecución de estas metas es fruto de mi esfuerzo, y que era de esperar de forma natural pues para ello he puesto mi empeño en ello, y asumir que la vida continúa. Esto me lleva a no excederme en la euforia y por ello no continuar por el camino natural hacia el vacio emocional, o la decepción. ¿Significa eso que soy una persona apática? En absoluto, como ya he dicho soy feliz, disfruto de la compañía de mis amistades y familiares, y cualquiera que me conozca podrá atestiguar que en algún momento, mayoritariamente, me han visto sonreír, reír, o reírme a carcajadas, pero pocos de ellos podrán decir que en el último año me hayan visto llorar, o deprimirme, no voy a negar que con el tema del acceso a la universidad si me encontraba frustrado, pero era más por la forma en que sucedía todo que por el hecho en sí de entrar o no, pues muchos pueden atestiguar que ya tenía en mente la posibilidad de no entrar y como responder a ello.

Tratado el tema de las emociones positivas y sus consecuencias así como la forma de afrontarlas, es momento de tratar el tema de las emociones negativas.

Tratar con el sufrimiento no es nada fácil y si controlar la euforia es complicado, controlar la depresión lo es mucho más, pero no es imposible. La clave para esto es aceptar la inevitabilidad de la vida y el equilibrio existente en esta. Pasaré a explicar esto con un ejemplo personal real pues creo que es la mejor forma de entenderlo. Este pasado verano nos vimos forzados a sacrificar a mi perra Sara, una schnauzer miniatura de dieciséis años a la que recogí en la calle cuando apenas contaba con un año, teniendo en cuenta el tiempo que pasó en la familia como una más, es fácil comprender la fuerza de los lazos emocionales que me unían a ella. Todo sucedió relativamente rápido, sabíamos que era mayor pero no se la veía mal para su edad, andaba, tenía ganas de jugar, en fin como un perro más pero con algún achaque menor, hasta que de repente un día, de la noche a la mañana, dejó de andar, comer, beber y hacia sus necesidades donde estaba sin levantarse. Al llevarla al veterinario este nos dijo que se le estaba desarrollando un coagulo en la cabeza y que era irreversible, que no sabía decirnos cuanto le quedaba si un par de días o una semana. Nos dijo que en ese estado ella estaría experimentando un estado constante de vértigo y mareos y que ese era el motivo de que no se moviese ni comiese. Teniendo en cuenta esto decidimos poner fin a su sufrimiento y dejarla marchar. Superar ese momento me resultó fácil, puede sonar frío pero se debe a una razón muy fácil de comprender si tenemos en cuenta el gran papel que la razón desempeña aquí. La razón dice que cada vida tiene mil caminos para alcanzar el mismo destino, asumiendo que ese destino es inevitable, y además es impredecible tanto en tiempo como en forma y que es una norma absoluta para la que no existe excepción, encontramos que no hay motivo real para sufrir por esa pérdida pues es algo natural y a nosotros mismos nos llegará el momento.

En conclusión la felicidad depende de encontrar el equilibrio entre las emociones y comprender que la vida es un fluir constante cuyo final desconocemos y por ello debemos dar lo mejor de nosotros hoy, ahora. Recordad, Carpe diem.


4 comentarios:

  1. Estos temas no son mi fuerte, así que sólo puedo decirte una cosa: "אמן".

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  2. Bahiha, si el traductor ha funcionado bien, te doy las gracias, de lo contrario... ¬¬

    El Ivrit no es lo mio xDDD

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  3. un tema dificil el de la perrita,yo te vi un poco afectado pero despues bien....yo hubiera reaccionado de otra manera,hubiera estado deprimida un monton de tiempo,pero bueno como tu dices es algo natural y lo debemos aceptar,hoy es ella...mañana somos nosotros!!!!
    Muy buena la entrada si señor!!!!:)

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  4. Gracias por el comentario Vane, a tomar viento tu anonimato. Si claro que me afectó, pero lo supere rápido.

    Ante todo somos humanos y tenemos nuestros sentimientos, pero se trata de controlarlos para conseguir un equilibrio y así ser felices.

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